miércoles, 26 de agosto de 2009

Miércoles de Scorsese #05: La primera obra maestra


“The overall idea was to make it like a cross between a Gothic horror and the New York Daily News
- Martin Scorsese

Scorsese concoció a Paul Schrader a principios de los setentas, vía Brian de Palma. Ya para aquel entonces, Schrader había escrito el guión de Taxi Driver (1976), y Scorsese expresó interés en realizarlo. Sin embargo, Schrader – ya en ese entonces un intelectual reconocido por un impenetrable ensayo sobre Ozu, Dreyer y Bresson- vio El Tren de Bertha (Scorsese, 1972), y no pensó que el autor de una obra tan simplona y comercial pudiera hacer justicia a su y personal manuscrito. Por supuesto, después del lanzamiento de Calles Peligrosas (Scorsese, 1972), la percepción que muchos –incluyendo a Schrader- tenían sobre Scorsese, cambió dramáticamente para bien.

La aprobación de Schrader, el reconocimiento de Scorsese, y la proyección que Robert DeNiro obtuvo tras ganar el Oscar por El Padrino Parte II (Coppola, 1974) –papel que por cierto consiguió gracias a su actuación en Calles Peligrosas- se combinaron para facilitar la producción de Taxi Driver, si bien con poco presupuesto y un calendario de producción corto. Antes de esto, la mayoría de la gente que lo había leído lo consideraba irrealizable por ser demasiado oscuro.


La cinta trata sobre un veterano de la guerra de Vietnam que, aflijido por el insomnio, decide volverse un taxista nocturno por las calles de Nueva York. El taxista, Travis Bickle (DeNiro),es además atormentado por la impotencia ante el sucio y agresivo entorno en el que vive, y por una incapacidad para transmitir sus emociones a los demás.

Más que seguir una trama convencional, Taxi Driver nos muestra una serie de viñetas que nos van mostrando poco a poco la caída del protagonista. Tras el rechazo de Betsy (Cybill Shepherd), una atractiva mujer a la que santifica, pero que lo rechaza tras sus torpes cortejos, y de Iris (Jodie Foster), una prostituta de doce años que se niega a ser rescatada, Travis necesita desesperadamente encontrar una manera de dejar brotar todos los enfermos sentimientos que lo agobian.


Al final, se reconfigura a sí mismo como un ángel de venganza que, tras el intento fallido de asesinar al candidato presidencial para el que Betsy trabaja, finalmente ‘rescata’ a Iris, asesinando a su proxeneta, el cliente con el que se encontraba, y el dueño del hotel en el que opera, en un sangriento ritual que culmina con un fallido intento de suicidio. En un giro irónico, los medios de comunicación transforman a Travis en un héroe, por haber salvado a la niña de los mafiosos.


La combinación de sensibilidades de Scorsese, Schrader y DeNiro resultó ser dinamita. Schrader en particular puso mucho de si mismo en su personaje, incluyendo la sensación de aislamiento, el enojo embotellado –en el caso de Schrader, alimentado por años de represiva edicación calvinista-, e incluso la obsesión con las pistolas y el estilo de vestir. Los protagonistas previos de Scorsese parecen sujetos perfectamente sanos comparados con la profundidad del daño emocional de Travis Bickle. Sin embargo, Scorsese supo canalizar sus propias culpas y complejos para dar profundidad a la cinta. DeNiro, por su parte, comentó que incluso antes de saber de la cinta estaba desarrollando un concepto muy similar a la misma, por lo que evidentemente contaba con su propio bagaje para transmitir al personaje.


La manera en que Scorsese decribe la cinta (“una combinación de horror gótico en el Daily News –periódico sensacionalista- de Nueva York), es verdaderamente acertada. Y es que más allá del inolvidable personaje protagónico, el Nueva York nocturno plasmado en la cinta es igualmente memorable. El retrato es acertado y preciso, pero el enojo, la vileza, la agresión y la suciedad son elevados hasta convertirlo en una visión de pesadilla. Ese balance entre el realismo de la imagen y el impacto emocional de la cinta (del cual hablo con más detalle aquí) crean una visión hipnótica e imborrable, que nos comunica con elocuencia el estado psicológico del protagonista.

Taxi Driver fue un éxito: obtuvo numerosas nominaciones y premios, incluyendo la Palma de Oro en Cannes. Irónicamente, Scorsese ha dicho que fue simplemente un proyecto rápido que filmó mientras se levantaba la producción de New York, New York (1977). Sin embargo, Taxi driver se ha vuelto una de sus películas emblematicas, y posiblemente la que lo llevó a ser considerado de un buen director del Nuevo Hollywood de los setentas, a uno de sus protagonistas.

Desgraciadamente, el éxito sostenido que Scorsese fue ganando película a película también tuvo consecuencias negativas. Tras la recepción de Taxi Driver, él mismo comenzó a sentirse invencible, y fue con un ego inflado que abordó su siguiente proyecto. El resultado será analizado aquí, en una semana.






2 comentarios:

  1. me parece una descripción sumamente acertada de parte de Scorsese... me gustó muchísimo!

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  2. Muy buena Guido!! Me acordé del capítulo de Los Simpson cuando Moe hace la parodia de Travis y rompe su espejo jajaja.

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