sábado, 8 de agosto de 2009

El majestuoso final de un largo y sinuoso camino


Hoy es el cumpleaños número 40 del último disco grabado por los Beatles. También es, en mi opinión, su mejor disco, y uno de mis favoritos en general. Para una banda que, en cierta medida desde su primer disco, y mucho más en sus últimos años, se dedicó a experimentar y explorar nuevos estilos y técnicas de grabación, Abbey Road (1969) no es precisamente su disco más innovador. Es más bien el disco en el que volcaron todo lo aprendido en el transcurso de su carrera, y crearon su disco definitivo. Si en discos anteriores se notaba como asimilaban la infuencia de Bob Dylan, de Los Byrds, del movimiento psicodélico, de la música hindú, de Bach, y de muchas otras cosas, éste es el disco del sonido quintaesencialmente beatlesco.

A partir del lanzamiento de Rubber Soul (1965) y hasta el álbum blanco en 1968, los Beatles pasaron por un período de exploración musical sin precedentes en la entonces joven historia del rock. En este proceso fueron guiados por su productor George Martin, quien utilizo su formación musical y su propia curiosidad para encontrar soluciones a las inquietudes sonoras del cuarteto. Sin embargo, ya para cuando salió el álbum blanco, parecía que las experimentaciones –entre muchos otros factores- los llevaban por caminos distintos, y las primeras cuarteaduras en la coraza del grupo se hacían visibles. Entonces Paul tuvo una idea.

El concepto de Get Back era el de volver a las raíces rocanroleras del grupo, documentando en película la grabación en el estudio de un disco al natural (sin trucos de producción), y posteriormente presentar el material en concierto (Los Beatles dejaron de tocar en vivo en 1966, en parte porque estaban hartos de escuchar más los gritos de los fans que su propia música, y en parte porque querían más tiempo para experimentar en el estudio). El resultado no fue lo que esperaban, y la película –que pasó de llamarse Get Back a Let It Be- se volvió una crónica de la desintegración del grupo. El mismo material musical les dio increíbles problemas de posproducción, por lo que Los Beatles decidieron dejarlo temporalmente de lado.


Posiblemente frustrados por los resultados de Get Back, y buscando quitarse el mal sabor de boca, tras seis meses de “descanso” los Beatles volvieron al estudio. George Martin volvió bajo la condición de que trabajaran de la manera acostumbrada. Y aunque algunos de Los Beatles lo niegan, es fácil imaginar que, por lo menos a un nivel inconsciente, sospechaban que éste sería su último disco como grupo.

Estas circunstancias los llevaron a realizar un disco diametralmente opuesto a lo que eventualmente fue Let It Be (lanzado como disco finalmente en 1970, con retoques en la producción por parte de Phil Spector). Mientras que la música en Get Back/Let It Be –a pesar de tener excelentes momentos- se siente triste, opresiva, y a momentos incluso amargada, Abbey Road es un disco abierto, que respira, y abarca toda una gama de emociones y sentimientos sin que nada se sienta fuera de lugar.


Lennon y McCartney, como siempre, brillan con sus contribuciones: Come Together y I Want You (She’s So Heavy), muestran a un Lennon agresivo, bluesero, pero también pegajoso y funky. Oh! Darling y You Never Give Me Your Money son ejemplos clásicos del mejor McCartney, romántico y emocional, sin caer en lo meloso ni en lo simplón. Quien más sorprende es George Harrison: Si bien durante el trayecto de la banda había mostrado un sostenido crecimiento como compositor –y ya había escrito clásicos de la talla de While My Guitar Gently Weeps- pocos hubieran imaginado que dos de las mejores canciones en Abbey Road serían de su autoría: Something, que se ha vuelto una de las baladas más populares de la historia (y fue –irónicamente- calificada por Frank Sinatra como “la mejor canción de amor escrita por Lennon y McCartney”), y la bienvibrosa Here Comes The Sun. Incluso la aportación de Ringo al disco, Octopus’s Garden, es alegre, divertida, y memorablemente tarareable.

La segunda mitad del lado B del disco se ve, además, coronada por un par de célebres “popurrís” (mucha gente los considera uno sólo, pero hay una clara pausa entre She Came in Through The Bathroom Window y Golden Slumbers), en los que los Beatles decidieron tomar fragmentos o ideas para canciones y, en vez de terminarlos individualmente, unirlos. El primero es muy dinámico y divertido. El segundo es más emocional, y en él Los Beatles parecen anunciarnos su despedida. Apropiadamente, la última pieza del popurrí se llama The End, y termina con el inmortal mensaje de McCartney: And in the end, the love you take is equal to the love you make.

Al año siguiente de la salida del disco finalmente vio la luz pública el muy controversial Let It Be y, casi a la par de ésto, la sospechada desintegración se hizo oficial por boca de Paul McCartney. Es por esto que, técnicamente, Let It Be es considerado su último disco. Sin embargo, Abbey Road es el último que grabaron, seguramente sospechando que sería el último que harían juntos. En sus notas se nota el empeño por cerrar con algo especial e inolvidable. Independientemente de cuáles fueran los problemas entre ellos, consiguieron dejarlos de lado y poner a la música en primer plano. Abbey Road es el disco que corona la trayectoria de Los Beatles. Es su despedida y su testamento.






2 comentarios:

  1. Orale mi Guido, está bien chido este post, hasta me puse a re-escuchar el disco...

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  2. Mira esta página. La vi y me acordé de ti (además reí mucho)
    Besos!

    http://www.oddee.com/item_96786.aspx

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