miércoles, 19 de agosto de 2009

Miércoles de Scorsese #04: la última prueba


El éxito de El Exorcista (William Friedkin, 1973) había puesto a Ellen Burstyn en la envidiable posición de tener al estudio que produjo dicho film, Warner Bros., detrás de ella, ansiosos de darle un nuevo papel. Después de rechazar numerosos guiones por considerar que los personajes femeninos débiles o secundarios, Burstyn encontró el guión de Bob Getchell titulado Alicia Ya no Vive Aquí, y decidió hacer de ése su siguiente proyecto.

Burstyn quería que la película fuera realizada por un director joven y emocionante. Por sugerencia de Francis Coppola, vio Calles Peligrosas (Scorsese, 1973). La película le gustó lo suficiente como para concertar una cita con Scorsese. La única duda que le quedaba a Burstyn era si Scorsese sería capaz de contar una historia desde un punto de vista femenino. Calles Peligrosas es, después de todo, una película con una perspectiva muy masculina. Cuando Burstyn preguntó a Scorsese que sabía sobre mujeres, la respuesta de éste fue: “Nada ¡pero quiero aprender!” Fue posiblemente esta respuesta la que le dio el puesto.

Efectivamente, Alicia Ya No Vive Aquí (1974) representó –y representa- una anomalía en el canon de Scorsese. Sus tres películas anteriores estaban contadas desde un punto de vista totalmente masculino –incluso El Tren de Bertha (1972), a pesar de contar con una mujer como protagonista, representa una testosterónica descarga constante de violencia y algo de sexo. Alicia… por el contrario, es un drama contado casi totalmente desde el punto de vista del personaje titular.

La película inicia en una idílica granja salida de la edad de oro del cine de Hollywood -Scorsese menciona entre otras influencias para esta escena, Lo que el Viento se Llevó y El Mago de Oz (ambas dirigidas por Victor Fleming en 1939)- en la que la acitutud desafiante y decidida de la pequeña Alicia contrasta divertidamente con su entorno. La promesa de ser una cantante famosa que hizo en su niñez parece haber sido drásticamente truncada cuando la vemos a sus 35 años, convertida en una frustrada ama de casa con un marido desconsiderado (Billy Green Bush) y un hijo preadolescente ruidoso y sabelotodo (Alfred Lutter).


La muerte de su marido en un accidente de tránsito pone patas arriba el mundo de Alice, quien se ve obligada a salir junto con su hijo del pueblo de Socorro para volver a su natal Monterey, en donde pretende retomar su incipiente carrera de cantante para subsistir (“Es todo lo que sé hacer”, confiesa el personaje). En la travesía encontrará a buenos samaritanos, a un amante que resulta no ser tan bueno como ella creía, y eventualmente a un atractivo ranchero llamado David (Kris Kristofferson).


El recorrido emocional del personaje la lleva de ser un ama de casa frustrada, a una mujer desesperada, a una persona que en parte por convicción y en parte orillada por las circunstancias, deberá retomar su fuerza y su independencia. La cinta se pasea cómodamente entre los momentos tristes, los momentos graciosos –muchos de ellos incluyendo a Tommy, el hijo de Alice-, los de desesperación, y los pequeños descansos que nos da la vida. El hilo conductor es el constante peso emocional que Alice carga sobre sí –y que al final, al menos en cierta medida, logra trascender.

Estructuralmente, la película flaquea un poco en el tercer acto. Los eventos dramáticos no cargan el suficiente peso para comprender del todo la fuerza de la última confrontación entre Alice y David –aunque el resultado no deje de ser inesperado y satisfactorio. Esto es fácil de entender cuando Scorsese comenta que el material que filmó daba para una película de tres horas y media, que tuvo que ser reducida a poco menos de dos.

Este es, sin embargo, un detalle menor, pues la verdadera fuerza de la película está en el desarrollo de sus personajes, que se sienten siempre frescos y honestos. Con esta cinta Scorsese demostró que su comprensión de las emociones humanas iba más allá de las vivencias de su natal Pequeña Italia como las retrató en Quién Llama a mi Puerta (1967) o Calles Peligrosas (1973). Su retrato de Alice como mujer sureña de clase media es tan auténtico como el atormentado Charlie de Calles Peligrosas.

Otro punto en el que confirmó su maestría fue en el manejo de actores, trabajando lo mismo con una actriz del calibre de Ellen Burstyn, que con un relativo novato como Kristofferson, o con un niño no profesional como Alfred Lutter. Cada uno de ellos brilla a su manera, aunque por supuesto las palmas se las lleva Burstyn, quien ganó un Oscar por su actuación en la cinta. También cuentan con breves pero notables apariciones Harvey Keitel, y una muy joven Jodie Foster. Alicia ya no vive aquí fue también la primera oportunidad de Scorsese de hacer alarde de su estilo cinematográfico con un crew hollywoodense, y los resultados son notables, dotando de energía con sus movimientos de cámara a escenas que podrían parecer estáticas o aburridas en el papel.

En cierta forma, Alicia… cierra una etapa en la trayectoria de Scorsese: Con Quien Llama… produjo un promisorio debut; con El Tren de Bertha tuvo la oportunidad de pulir su lenguaje cinematográfico al trabajar con un crew profesional; con Calles Peligrosas logró combinar lo aprendido en ambas cintas para crear una película emocional, poderosa y bien contada. Con Alicia… tuvo que extrapolar la honestidad emocional de Calles Peligrosas a un contexto que le resultaba ajeno. Habiendo superado todas estas pruebas, ya estaba listo para pasar de ser la joven promesa a un director consagrado ¿lo lograría con su siguiente cinta? Esto lo analizaremos la próxima semana.






2 comentarios:

  1. creo que esta pelicula realmente muestra toda una visión femenina, (que siempre es muy compleja), pero que Scorsese maneja de forma muy sútil, haciendo que realmente podamos comprender los sentimientos de Alicia... me gustó muchisimo...

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  2. Qué tal, hace poco vi el filme, es muy bueno, es interesante la forma en la que contextualizas la carrera de Scorsese respecto a este filme. Buen post.

    Un abrazo

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