martes, 21 de julio de 2009

Conan el Sociólogo


Aunque siempre he escuchado buenas cosas al respecto, y he sentido curiosidad, nunca me había animado a leer un cómic de Conan. Posiblemente el fantasma de los recuerdos infantiles de la adaptación cinematográfica del personaje Con Schwarzenegger en el protagónico me lo habían impedido. Afortunadamente, recientemente conocí a Javier Fernández (a quien pueden leer regularmente aquí), cuya recomendación me convenció de comprar el primer tomo de The Savage Sword of Conan (Dark Horse Books, 2007). En este volumen se encuentra la adaptación de una de las historias más celebradas del personaje: Red Nails.

Con un guión adaptado de Roy Thomas (Missouri, 1940), y meticulosamente ilustrada por Barry Windsor-Smith (Londres, 1949), la historia (originalmente publicada en tres entregas en 1973), adapta el cuento del mismo nombre escrito por Robert E. Howard (Texas, 1906-1936), creador de Conan, en 1936. Aclaro que no he leído el cuento original – aunque tengo entendido que es una adaptación muy fiel -, por lo que los comentarios aquí plasmados se refieren al cómic.

(Advertencia: SPOILERS)

La historia comienza con Valeria, quien se encuentra en lo que parece ser un idílico bosque, hasta que esta ilusión es rota cuando, en la cima de un monte encuentra un esqueleto humano, que no parece haber sido víctima de una herida. Esto pone a Valeria en estado de alerta, lo que le permite percatarse de la presencia de alguien que se le acerca por la espalda: es Conan, que la ha estado siguiendo, con el deseo de utilizarla para saciar su apetito carnal.

La confrontación entre ambos se ve interrumpida cuando la presencia de un dragón en el bosque los obliga a aliarse para sobrevivir. Sin ahondar en detalles sobre la trama, digamos que su huida los lleva a una misteriosa ciudad amurallada en medio del desierto. A pesar del fastuoso interior de la ciudad -que está cubierta de jade- sus habitantes, divididos en facciones opuestas, viven ocultos, y parecen ser cobardes, supersticiosos, débiles y traicioneros.

El contraste entre la dupla Conan/Valeria y los habitantes de Xuchotl –que así se
llama la ciudad- es muy interesante. Conan y Valeria se presentan a sí mismos, abiertamente, como ladrones y bandoleros. Conan habla del placer que le produce pelear y matar, y aunque le interesan los tesoros que puede saquear, cuando decide aliarse con uno de los bandos, lo hace más por diversión. Estos personajes se han entregado por completo a su id, son espíritus libres. No dejan de ser personajes razonables e inteligentes, es simplemente que se han liberado de los códigos sociales y morales.

Los habitantes de la ciudad, por el contrario, han sido corromp
idos bajo el peso de la civilización. Su misma apariencia física es decadente, y viven en un estado de neurosis constante. Lo que es más, el miedo y la avaricia los ha hecho traicionar las propias reglas que se supone que deben regirlos como sociedad. Son criaturas inmorales, a diferencia de Conan y Valeria que, al ser congruentes con sus propios impulsos, se vuelven amorales.


Es bien sabido que dentro del marco de sus historias, Robert E. Howard expresaba su propio desprecio por la sociedad civilizada. Desde niño odio la escuela, no porque no le gustara aprender (todo lo contrario) sino que le enfermaba la idea de tener que regir su vida bajo reglas impuestas, así como la idea de que alguien más se impusiera como una autoridad superior. En su correspondencia con H.P. Lovecraft (RHode Island, 1890-1937) llegó a expresar la sensación de haber nacido en la época equivocada, atrapado en un entorno opresivo y domesticado, en lugar de vivir en la aventura, explorando y conquistando, como los personajes históricos y literarios que tanto admiraba (y en los que se inspiró para crear los suyos)


Mientras leía esta historia, uno de los referentes que me vinieron a la mente fue el Zoo Humano (1969), texto del zóologo Desmond Morris (Wiltshire, 1928). En esta obra seminal, el autor plantea que algunos de los comportamientos aberrantes de los seres humanos en la ciudad (aberraciones sexuales, desquilibrio psicológico, depresión, etc.), son equiparables a los que desarrollan los animales que viven en cautiverio. El autor plantea que la tecnología ha evolucionado mucho más rápido que el ser humano mismo y que, a pesar de que ahora se cuentan con los medios para obtener el sustento de una manera “fácil y cómoda”, seguimos estando diseñados como criaturas que se dedican a la caza y la agricultura. Esta contradicción provoca el desequilibrio.

La conexión con Desmond Morris se hizo más profunda en mi mente cuando leí que Robert E. Howard se suicidó a los treinta años, de manera
premeditada y estando lúcido. Es como si él hubiera vivido siempre dolorosamente conciente de las ideas que Morris plantearía treinta años después de su muerte, y no hubiera encontrado una manera de escapar de su realidad. Su espíritu se veía reflejado en Conan, pero su realidad (como él la percibía) tenía más en común con los patéticos ciudadanos de Xuchotl. Es señal de su percepción negativa y fatalista que ninguno de ellos sobreviva al final de la historia.

A final de cuentas, me parece interesante encontrar en una historia (puede aplicar tanto para el cuento como para el cómic) que podría ser considerada estrictamente pulp, elementos que reflej
an no sólo la sensibilidad del autor, sino que lo llevan a conclusiones que encontrarían su reflejo en el entorno científico décadas después.


P.D. Red Nails es considerada una de las principales historias en el canon de Conan. Actualmente se está produciendo una adaptación animada de la obra, que promete ser un reflejo mucho más fiel del Conan de Howard que los bodrios que nos ha recetado Hollywood. El sitio de la misma se encuentra aquí.

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